Por Sergio Mejía Cano
Si bien la semana comienza en domingo, hay un dicho muy común que reza que mal empieza la semana para quien ahorcan el lunes.
Y tal parece que esta flamante legislatura federal ha comenzado mal al agarrarse del chongo los diputados federales Porfirio Muñoz Ledo y Gerardo Fernández Noroña, poniendo en evidencia de que ambos, sin ser francamente representantes populares en sí, dejan claro su propio autoritarismo. Y también el mal paso en la Cámara de Senadores.
He ahí lo malo una vez más de los cargos plurinominales que se les dan a personajes muy cuestionables. Todo comenzó el día 1 de este mes de septiembre cuando no dejaron entrar a Palacio Nacional al hoy diputado federal Fernández Noroña, quien al ver pasar al recinto a Porfirio Muñoz Ledo y Martí Batres Guadarrama, miembros de su propio movimiento político, Morena, Fernández Noroña les lanzó una serie de epítetos ofensivos por asistir al sexto y último informe de gobierno del aún Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, cosa que en sí estuvo mal por parte del señor Fernández Noroña debido a que los otros dos personajes, Muñoz Ledo y Batres Guadarrama tenían que estar presentes en su calidad de ser los representantes de las Cámaras baja y alta, respectivamente, un protocolo que por respeto republicano tenían que acudir, y no nada más por gusto o afinidades ideológicas.
Tal vez el dolor de Noroña fue que a él como neo legislador de la recién implantada legislatura no lo dejaron entrar a un edificio que es propiedad de la Nación y no precisamente del presidente Peña Nieto; así que se entiende que tal vez este fue lo que marcó el enfado del señor Fernández Noroña, porque en sí, no se debe de restringir la entrada a nadie a un edificio público.
Está bien que se llevaría a cabo un evento protocolario en donde dejar la entrada libre a la población sería desastroso por el evento en sí, pero ¿por qué negarle la entrada a un recién nombrado legislador aunque sea plurinominal? ¿Acaso tuvieron miedo los organizadores de este evento que Noroña se los echara a perder gritando improperios a diestra y siniestra frente a Peña Nieto?
Y no conforme Noroña, vuelve a atacar en la Cámara de Diputados pidiendo la palabra, cosa que no le concedió el presidente de la misma, precisamente Muñoz Ledo; he aquí dos diputados que en sí no recibieron el voto popular personalmente adueñándose de la Cámara Baja, y lo que es peor, un nefasto Muñoz Ledo mostrando su priismo a ultranza dejando ver claramente su autoritarismo al negarse a darle la palabra a quien justamente tiene todo el derecho a manifestarse, violando en todo momento lo marcado por el artículo 61 constitucional que señala que ?Los diputados y senadores son inviolables por las opiniones que manifiesten en el desempeño de sus cargos y jamás podrán ser reconvenidos por ellas.
"El presidente de cada Cámara velará por el respeto al fuero constitucional de los miembros de la misma y por la inviolabilidad del recinto donde se reúnan a sesionar".
Y he aquí que Muñoz Ledo en ningún momento respetó lo dicho en nuestra Carta Magna; pero no nada más él, sino todos y cada uno de los legisladores de ambas Cámaras que interrumpen o molestan al legislador que está en tribuna y por sus dichos está pisando callos al por mayor.
Otra cosa que ha puesto en evidencia y refleja claramente lo que será esta nueva legislatura, es el haber votado dos veces sobre el mismo tema en la Cámara de Senadores respecto a la licencia del senador-gobernador del estado de Chiapas.
Y se puso en evidencia la Cámara de Senadores, porque el Senado de la República no es para estar jugando a que no, que sí, que dijo mi mamá que siempre no, etcétera. Y más evidencia aún, porque hay claras sospechas que al otorgarle la licencia a Manuel Velazco Coello de volver a ir a ocupar su cargo como gobernador, fue debido a una concertacesión de Morena con el Verde a cambio de cinco diputados que se integraron a la bancada de Morena para darle mayoría absoluta.
Lo malo está en que constitucionalmente Manuel Velazco no tenía por qué ser senador siendo gobernador de su estado, debido a la prohibición que establece la misma Constitución Política de nuestro país, en el entendido de que las constituciones estatales no pueden estar por encima de la Constitución Federal, ya que Manuel Velazco debió haber estado separado de su cargo como gobernador por lo menos 90 días antes de asumir su cargo como senador. Así lo determinan los artículos 55 y 58 de nuestra Carta Magna.
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