José Manuel López García
Rosi Braidotti en su libro Por una política afirmativa ofrece una nueva interpretación del sujeto. La acción y la resistencia frente al caos del capitalismo neoliberal es algo que pone de manifestó el discurso social y política de esta filósofa.
Afirma la necesidad de un pensamiento crítico y valiente que afronta los grandes retos de la sociedad y la política de nuestro tiempo. Existe violencia y negatividad en el ambiente social y esto debe ser cambiado, de una forma efectiva, con la acción positiva de las personas. Buscar el entendimiento, el respeto y la colaboración es absolutamente deseable e indispensable. Como escribe Braidotti: "Imaginar un mundo en que cada sujeto es libre de moverse y de expresarse es la única manera de garantizar sus derechos básicos y, por tanto, su libertad".
Que el capitalismo neoliberal existente no ofrezca explicaciones por su forma de funcionar es algo que aumenta su poder y fuerza sobre la masa de los individuos o sujetos de un modo increíble. Puede ser posible que la ciencia y la tecnología abran nuevos espacios para el progreso humano, pero no parece que estén surgiendo nuevas prácticas políticas y unos comportamientos éticos acordes con un mayor bienestar individual y social. La filosofía política y la ética de Spinoza inspiran o sirven de punto de partida de la política afirmativa de Braidotti, como reconoce de modo explícito. Como explica esta pensadora: "Hay sólo uso afectos, unas ideas singulares, unos deseos capaces de causar un aumento o una disminución de nuestra potencia". Lo que es perfectamente aplicable a una interpretación positiva de la realidad psicológica de cada ser humano también en el siglo XXI.
Evidentemente, lo efectivo es potenciar e impulsar la vía de la autodeterminación y de la afirmación en la existencia libre de las personas. Para lograr ser un poco más felices. Esto lo reconoce en su libro Braidotti. Se trata en el fondo de lograr un mundo común que realmente sea digno de ser vivido de modo feliz y digno. Se entiende, por tanto, que ética y política deben ir unidas como en el tiempo de Platón y Aristóteles.
La crítica al biocapitalismo es muy dura por parte de esta pensadora. Porque considera que existen dispositivos de control y exclusión que condicionan y limitan negativamente las posibilidades de desarrollo de los sujetos libres. Puesto que los esfuerzos individuales y los discursos de las personas son las fuerzas creadoras de nuevas realidades más beneficiosas para todos. O, al menos, ese debe ser el propósito ético y político.
Al respecto escribe Braidotti: "Es preciso desconectar el dolor de la obsesión epistemológica que se traduce en la búsqueda de sentido e ir más allá, a la fase sucesiva. Éste es el camino que lleva a la transformación de las pasiones negativas en positivas". Lo prioritario es buscar nuevos estilos de vida que manteniendo la libertad y la dignidad de todos hagan real una existencia más feliz. La alegría aumenta la potencia de actuar.
Por tanto, es bueno expresar una actitud general de afirmación en la vida y también en la política para construir una sociedad más solidaria y mejor relacionada e integrada, en la que desaparezcan las marginaciones, los rechazos, la intolerancia y la injusticia social. La búsqueda de la armonía también es un buen propósito ético y político.
La política afirmativa propuesta por Braidotti se opone al racionalismo, pesimismo y relativismo, ya que pretende la construcción de una sociedad colaborativa y solidaria. La filosofía de Foucault y Deleuze junto con la de otros filósofos impulsa los planteamientos de la ética y la filosofía política de unos seres humanos que tenemos que ser dignos de lo que nos ocurre. Se comprende que Braidotti diga: "los deseos de consuelo, ensimismamiento y justicia son comprensibles y dignos de respeto".
Se trata de humanizar la convivencia interpersonal y también los mecanismos de poder, con el fin de reforzar un posthumanismo que elimine o disminuye el sentimiento de precariedad y el nihilismo que invade a numerosas personas en la sociedad del siglo XXI. La reivindicación del valor del cuerpo y de lo psicofísico se añade a la insistencia en lo decisivo de la resistencia y de las acciones cotidianas y continuas para aumentar el bienestar individual y colectivo o, al menos, conseguirlo y mantenerlo.
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