Filosofía Marismeña

Adelita de la Revolución Mexicana

MC Ramón Larrañaga Torróntegui

Miércoles, 28 de Mayo del 2014. 9:09:25 am

Letra más grande

La Adelita es una canción popular cuyo origen fue en el estado de Sinaloa (Canto de guerra) lo mismo la Valentina que fue cantada por primera vez en 1885 en la ciudad de Culiacán en el jardín rosales con arreglo de D. Ángel Viderique (Arreglaba las canciones populares de esa época y tocaba posteriormente con partituras Europeas. La Adelita siguió siendo una canción popular inédita hasta que D. Julián S. Reyes la recogió y con la banda de la brigada de D. Domingo Arrieta la arreglaron.


Dicha canción fue recogida de un señor que según se dice, la chiflo (De apellido, Amezcua). Se cree que fue tocada por primera vez en el atrio de la iglesia del templo del santuario de la virgen de Guadalupe en el Salto Durango y desde ahí, se empezó a popularizar. Más tarde fue utilizada para celebrar triunfos de la división que encabezaba Arrieta, estas mismas fuerzas llevaron la banda de Reyes, en la toma de zacatecas y de ahí a la ciudad de México. El sub director de esa banda se va a vivir al paso Texas (Rufino Quiñones) y se lleva con este a varios músicos y logrando que sea grabada lo que ayudo a que se difundiera más rápidamente.


Existen tres versiones sobre el origen de esta canción la cual se populariza en la revolución mexicana. La primera está documentada y la segunda que es un tanto más romántica y se le atribuye a Elías Cortázar Ramírez, joven capitán del ejército constitucionalista, que hacía versos y canciones, quién se enamoró de una bella muchacha tampiqueña llamada Adela, la que constantemente desdeñaba los amorosos requerimientos del joven. Elías, quién temeroso de morir en alguna acción militar, quiso dejar testimonio de su amor y fidelidad, componiendo la canción que aún hoy perdura. (Diccionario geografico, historico, biografico, estadistico del estado de sinaloa, AMADO GONZALEZ DAVILA, 1982).


La División del Norte al mando de Pancho Villa acosaba a las tropas concentradas en Tampico a las que pertenecía nuestro personaje y éstas se ven obligadas a salir de la ciudad para combatir. Por la noche durante algún descanso en la lucha, Cortázar Ramírez acompañándose con su guitarra, entonaba continuamente “La Adelita” que los soldados norteños aprendieron y la hicieron suya. Cortázar murió en combate y la letra de su canción fue arreglada de forma que diera el último adiós a la ingrata amada. La tercera versión nos presenta al sargento norteño Antonio del Río Armenta. En un combate entre Villistas y constitucionalistas resulto herido y fue atendido y curado por una bella jovencita llamada Adela, de la que se enamoro perdidamente.


Adela Velarde Pérez, formo parte de un grupo de la Cruz Roja que había integrado en 1914 Leonor Villegas de Manón para atender heridos de la División de Oriente. Otra versión dice que los Carrancistas llevaron la canción desde Tampico, la cual no era conocida por las tropas Villistas y que el sargento Del Río Armenta la adapto y la declaró como suya, haciéndola popular. Los soldados Villistas la hicieron suya y la cantaban en los campamentos. Adela Velarde fue reconocida como veterana de la Revolución y condecorada en varias ocasiones. Se dice que ella siempre recordó con emoción a su enamorado y su canción. Adela conoció y trato a varios de los generales de mayor prestigio como Venustiano Carranza, Jacinto Treviño, Pablo González y Cesáreo Castro.


Letra: En lo alto de una abrupta serranía, acampado se encontraba un regimiento, y una joven que valiente lo seguía, locamente enamorada del sargento. Popular entre la tropa era Adelita, las mujer que el sargento idolatraba, que además de ser valiente era bonita, que hasta el mismo coronel la respetaba. Y se oía, que decía, aquel que tanto la quería: Y si Adelita quisiera ser mi esposa, si Adelita fuera mi mujer, le compraría un vestido de seda para llevarle a bailar al cuartel. Y si Adelita se fuera con otro, la seguiría por tierra y por mar, si por mar en un buque de guerra, si por tierra en un tren militar.


Y después que termino la cruel batalla y la tropa regresó a su campamento, se oye la voz de una mujer que sollozaba, su plegaria se escucho en el campamento. Al oírla el sargento temeroso, de perder para siempre a su adorada, ocultando su dolor bajo el esbozo a su amada le cantó de esta manera: Y se oía, que decía, aquel que tanto la quería: Y si acaso yo muero en campaña, y mi cadáver lo van a sepultar, Adelita por Dios te lo ruego, que con tus ojos me vayas a llorar.

A todas las mujeres que andaban en la revolución se les comenzó a decir Adelita, pero según se dice fueron varias las que tomaron el nombre de Adelita como propio y se acomodaron al corrido hecho en Sinaloa.