Filosofía Marismeña

Sociedad Mexicana

Ramón Larrañaga Torróntegui

Viernes, 10 de Enero del 2014. 10:29:09 am

Letra más grande

Hoy la mayoría de los ciudadanos son conformistas, relajados o apáticos. La gente aprendió a odiar su humanidad y la de los demás. ¿Qué puedo hacer para ayudarme a mí mismo y a los demás?

Los seres humanos somos muy manejables y de manera consciente e inconsciente hemos dejado de luchar por lo que es nuestro, contra la opresión y la injusticia. Hay un sistema establecido para causar rupturas y desesperación, miedo si se quiere, que parece tan poderoso, que hace que la gente baje los brazos y se rinda. Diariamente, podemos ver ejemplos claros de este comportamiento. El más reciente es la instalación de escáneres corporales en los ojos, bajo el pretexto de la violencia. ¿Cuál es la respuesta de la gente a esta invasión de la privacidad? Conformidad. En los aeropuertos los escáneres te desnudan. La sociedad cada vez se encuentra más acorralada y por miedo no sabe qué hacer. Los gobiernos han dejado al ciudadano en la vil ruina, con deuda, sin trabajo o mal pagado y sin hogar ¿Cuál fue la reacción dada esta transferencia ilegal? Conformidad.

Los grandes destructores de la naturaleza se dieron a la tarea de adoctrinarnos en el sentido que la población en general es la culpable del calentamiento global, y que sólo un impuesto mundial a cada país, al carbono sería la solución para salvarnos de la destrucción. La realidad es que el mentado calentamiento global no es más que un engaño más hecho con la intención de extender el poder y los recursos del planeta en la mano de unos pocos. Conformidad. Yendo aún más atrás en la historia, encontramos otro ejemplo muy claro de cómo la gente se volvió desesperada y fácilmente manipulable. El sentido común dicta que es correcto contar con fármacos sintéticos, a fin de prevenir, tratar o curar cualquier enfermedad.

La gente no puede entender que la libertad de salud y un estado de salud óptimo no podrían estar más lejos de este tipo de productos de fabricación industrial. Debido a la falta de información o una forma de comprobar las declaraciones falsas de los fabricantes y los médicos, la ciudadanía, simplemente confía en los “expertos” y sus píldoras mágicas en su ciega carrera por una vida saludable cayendo así en el estado de desaliento aprendido. Un estado de desaliento aprendido es “un estado psicológico en que la gente ha aprendido a creer que están indefensos en una situación particular. Ellos creen que no tienen control sobre su situación y que todo lo que hacen es inútil. Como resultado, se quedarán de brazos cruzados ante una situación desagradable, dañina y/o perjudicial, incluso cuando en realidad tienen el poder de cambiar sus circunstancias.”

En materia política, se juntan varios partidos de un alado y otros de otro quedando un bipartidismo. Las personas solo pueden votar por uno o por el otro, -una falsa sensación de elección, una falsa democracia-, y las cosas no cambian o siguen empeorando porque los mismos intereses corporativos siguen manteniendo el control. La respuesta psicológica automática es un sentimiento de desaliento. Otro ejemplo válido es cuando una persona está en una relación donde él o ella son física, mental o sexualmente abusada. La víctima sabe la verdad, pero es incapaz de liberarse a sí mismo por temor, culpa o cualquier otro sentimiento de desesperación.

Lo mismo sucede en una sociedad, donde el ciudadano ya no es identificado como ciudadano o un ser humano, sino un consumidor o un recurso humano. En una sociedad llena de gente conformada o sin esperanza, la verdad ya no es suficiente para liberarlos. Lo que todas estas personas han aprendido es a ser impotentes tienen en común es que el dolor, en cualquier forma o modalidad, simplemente les hace más débiles, más propensos al abuso, y más fácilmente sumisos. Esto nos lleva a otra forma de desaliento aprendido.

Cuando la gente se siente deprimida, sola y mentalmente agotada la respuesta inmediata es la búsqueda de un personaje en quien colgarse para hacer frente a sus problemas.

Lo que no saben es que todos los que dicen que van ayudarlos solo buscan sacarles dinero al saber que son seres humanos débiles, indefensos y sirven para mantener el control de la sociedad, para ello utilizan la televisión que hace que la gente sea más pasiva y dócil, debido al efecto que tiene en las ondas cerebrales. Es una de las herramientas más eficaces para la pacificación de la población. La educación, es un lugar utilizado para someter a la población. Lo único que las escuelas hacen es enseñar a la gente a obedecer órdenes.

Esta es una conclusión que las personas que tienen alguna capacidad de pensamiento crítico aprenden muy fácil y muy rápido.

Por supuesto, la escuela también ha sido utilizada para eliminar por completo el pensamiento crítico y la creatividad en la población. Desde muy pequeños nos enseñan a adorar y depender del gobierno para cada aspecto de nuestras vidas y un par de cosas que la gente que asiste al sistema educativo tradicional tiene en común es que terminan desempleados en muchos casos y con un montón de deuda pendiente. El sistema educativo tradicional se ha convertido en una herramienta para la creación de un estado de servidumbre. Los profesores son los profesionistas más obedientes en la sociedad ¿Qué pasa cuando no obedecen? ¡Son perseguidos, satanizados y expulsados del sistema! ¿Podemos confiar en las personas que han sido adoctrinados para mantener el status quo? La mayoría de las personas se protegen de la realidad adoptando una postura apática, o ignoran lo que les está carcomiendo como un mecanismo de defensa contra su imposibilidad de reaccionar a esa realidad.

La reacción más común es decirse a sí mismos que no se encuentran en tal situación, lo que les sirve para ignorar el estado humillante en el que se encuentran. Así que, aunque el entorno sea abusivo, donde todos los derechos son irrespetados, los ciudadanos aún se justifican diciendo cosas como “no es bueno, pero todavía vivimos en el mejor que en muchos países del mundo”. Este tipo de declaraciones reflejan la falta de poder de la gente para enfrentar la verdad de vivir en una sociedad.