Redacción/El Sol de Nayarit
Durante la misa de Año Nuevo en la basílica de San Pedro el Papa Francisco lamentó que las sociedades cada vez se hacen más frías y calculadoras careciendo de compasión.
Durante el sermón el Papa indicó que todos aquellos con corazones narcisistas sufren la perdida de los lazos que nos unen, expresando una gran preocupación.
Asimismo, condeno severamente la corrosiva enfermedad de la orfandad espiritual', un cáncer que silenciosamente corroe y degrada el alma y que trae consigo vacío y soledad.
La ceremonia realizada este domingo en la basílica de San Pedro en el Vaticano, dio inicio a las 10.00 horas locales (09.00 GMT), durando un aproximado de 1 hora en la que miles de fieles escucharon las palabras del Papa.
Francisco criticó lo que denominó orfandad espiritual, un cáncer que silenciosamente corroe y degrada el alma, La pérdida de los lazos que nos unen, típica de nuestra cultura fragmentada y dividida, hace que crezca ese sentimiento de orfandad y, por tanto, de gran vacío y soledad. La falta de contacto físico (y no virtual) va cauterizando nuestros corazones, haciéndolos perder la capacidad de la ternura y del asombro, de la piedad y de la compasión, subrayó.
Para Francisco, las sociedades modernas se enfrentan a un desafío que deben evitar: sucumbir a esta orfandad espiritual que aparece cuando se apaga el sentido de pertenencia a una familia, a un pueblo, a una tierra, a Dios, exponiendo que, gana espacio en el corazón narcisista que sólo sabe mirarse a sí mismo y a los propios intereses y que crece cuando el ser humano se olvida que la vida ha sido un regalo.
la humildad y la ternura no son virtudes de los débiles sino de los fuertes, y afirmó que no es necesario maltratar a otros para sentirse importantes, Solamente dentro de una comunidad, de una familia, las personas podemos encontrar el clima, el calor que nos permita aprender a crecer humanamente y no como meros objetos invitados a consumir y ser consumidos', apuntó.
No somos mercancía intercambiable o terminales receptoras de información. Somos hijos, somos familia, somos Pueblo de Dios.
Las madres son el antídoto más fuerte ante nuestras tendencias individualistas y egoístas, ante nuestros encierros y apatías. Una sociedad sin madres no sería solamente una sociedad fría sino una sociedad que ha perdido el corazón, que ha perdido el sabor a hogar'.
Una sociedad sin madres sería una sociedad sin piedad que ha dejado lugar sólo al cálculo y a la especulación, añadió.
Destacando que las madres, incluso en los peores momentos, saben dar testimonio de la ternura, de la entrega incondicional, de la fuerza de la esperanza, reconciendo haber aprendido mucho de aquellas que, teniendo a sus hijos presos, o postrados en la cama de un hospital, o sometidos por la esclavitud de la droga, con frío o calor, lluvia o sequía, no se dan por vencidas y siguen peleando para darles a ellos lo mejor.
O esas madres que en los campos de refugiados, o incluso en medio de la guerra, logran abrazar y sostener sin desfallecer el sufrimiento de sus hijos. Madres que dejan literalmente la vida para que ninguno de sus hijos se pierda, remarcó.
Finalmente animó a los presentes a aprender a cuidar la vida con ternura, sembrando esperanza, sembrando pertenencia, sembrando fraternidad.
Comentarios
si
2017-01-01 23:44:32
Tiene toda la razón el santo padre